La risa:
medicamento esencial
Publicado
el marzo 17, 2011 por Vivi Cervera
Hace
algunos días entré en un local de la ciudad donde sacan fotocopias y te
encuadernan las hojas. Mientras yo era atendida, uno de los empleados prestaba
mucha atención a una señora desesperada y encolerizada que había ido a quejarse
de él y con él por una encuadernación que le había hecho recientemente. El
muchacho la escuchaba, la miraba, hacía contacto con ella. Me di cuenta de que
había RESPETO en su actitud, parecía comprenderla mientras la mujer vociferaba
respecto del mal servicio del negocio. Yo estaba atenta a la situación sanando
y aprendiendo de la mirada de ese muchacho que creo que estaba en mi escena para
enseñarme algo más.
Cuando
a la mujer se le “acabó la gasolina” y se quedó en silencio, el muchacho
totalmente inmune al enojo de la señora, sonrió amable y sinceramente para
decirle: “Entiendo lo que le ha sucedido y creo que es mi responsabilidad,
voy a arreglarle todo, no se preocupe que va a quedar como a usted le gusta”.
La mujer se tranquilizó lo suficiente como para decirme un poco apenada: “Hola, buenas tardes”. Yo sonreí y correspondí su
saludo. Finalmente el muchacho trajo todo tal como se le había pedido y venía
muy sonriente, continuaba siendo inmune a la mujer enojada, a los demás
clientes, a la tienda e incluso a sí mismo.
En
unos cuantos minutos yo había aprendido mucho del empleado de este negocio (por
esto sé que siempre hay maestr@s rodeándome), quien parece fluir con la
corriente del río, calmado, sonriente, dispuesto, flexible; sentimientos que a
veces la rutina no nos deja encontrar. La mujer en cuestión salió feliz con su
trabajo bajo el brazo, mientras el empleado le preguntaba sonriente a alguien
más: ¿Ya le atendieron?
“La raza humana tiene un arma verdaderamente eficaz: la
risa”. Mark Twain
Aunque no siempre podamos estar sonrientes, aunque no todos los
días podamos carcajear o reírnos de cosas simples como cuando éramos niñ@s, hay
que reconocer que la sabiduría y la sonrisa van de la mano, que la salud y la
sonrisa son aliadas, y que lo mejor de la vida siempre incluye una risa o una
sonrisa, ya que tomarnos la vida tan en serio podría hacernos daño. No creo que
debamos esperar a cumplir 90 años de edad para comprobar que la vida es una
broma, estoy segura de que lo mejor es sonreír frente a esto de una buena vez,
para quitarnos la seriedad de encima.
Recuerdo una película animada llamada Monster inc., en la cual se relata la historia de
una fábrica que producía energía y ganaba dinero a partir de los gritos de
los niños de la ciudad cuando se asustaban al ver un monstruo en el clóset de
su cuarto. Sin embargo gracias a una serie de aventuras vividas por un par de
monstruos bondadosos llamados Sully y Mike con una niña llamada Boo, se
descubrió que la mayor producción de energía se generaba con la risa de los
niños y no con sus gritos de terror.
La sonrisa cuesta menos que la electricidad y da más
luz. Proverbio escocés.
La
sonrisa es tan buena como la risa, pero si puedes reír en lugar de sonreír es
mucho mejor ya que la risa es más profunda, más liberadora, más alegre. Son
tantas las situaciones que puedes suavizar con una sonrisa y son tantas otras
las que puedes sanar con la risa que este instante se presta para que conozcas
la respuesta de tu cuerpo cuando ríes:
En
primer lugar liberas unas hormonas llamadas endorfinas, las cuales son la
fuente natural de la alegría y de la tranquilidad. Estas hormonas también son
liberadas por el organismo como respuesta a diversas situaciones o actividades
que desarrollamos y que nos causan agrado, placer, alegría. Cuando las
endorfinas son liberadas en dosis suficientes, el dolor disminuye y aumenta el
nivel de amor por ti y por la vida, lo que permite que veas a los conflictos y
problemas como oportunidades para limpiar tu alma y no como castigos impuestos
por lo Divino.
Sana el alma con la risa, tal como lo hace Patch Adams quien
viaja por el mundo con voluntarios vestidos de payasos para entregar sonrisas a
los pacientes que más lo necesitan. La vida de este escritor sirvió como
inspiración para crear la película que lleva su nombre y que seguramente has
visto.
La
risa es muy contagiosa, imagino que en muchas ocasiones (tal como yo) te has
encontrado en lugares donde debías comportarte de forma muy seria, pero
repentinamente algo desencadena tu risa y las personas a tu alrededor te miran
mientras tú te esfuerzas por guardar seriedad sin éxito y entre más te miran
más risa te da y entre menos saben esas personas de qué te estás riendo, más
risa les da, se ríen sólo con verte, hasta que todo se convierte en un
encuentro masivo de risa donde algunos te piden silencio y la mayoría no puede
parar de reír.
Me
sucedió hace muchos años en navidad. Mi papá q.e.p.d., hacía oración con un
libro de novenas y mi mamá, mis tres hermanos menores y yo escuchábamos con
atención. De repente no sé qué ocasionó mi risa y sólo por respeto a la
seriedad de mis padres como del momento, llené mi boca de aire y aguanté lo más
que pude. Sin embargo, mis hermanos se dieron cuenta y el aire en complicidad
con mi risa se escapó de mi boca sin que pudiera evitarlo; ellos también
comenzaron a reír y todos reíamos sin que mis padres se dieran cuenta. Cuando
lo hicieron, su mirada nos preguntó seriamente: ¿Se están
riendo durante la oración? Pero también les había ganado la
risa. Está de más decirte que la oración finalizó alegremente.
Atención: La risa es altamente
contagiosa, por eso es bueno reír.
Con
esto no quiero decir que es oportuno reírte en todos lados y a toda hora o que
sea prudente reírte o burlarte de alguien más. No se trata de eso. Interpreta
la risa como algo espontáneo que sale del corazón, como agua que nace
igual que un manantial, como algo que es inocente, que no lleva la intención de
faltar al respeto o de burlarse porque casi siempre te ríes de ti, de algo que
viviste, de algo que disfrutaste. Te ríes de cosas simpáticas, de momentos
extraños donde algo motiva a tu boca para realizar un movimiento que genera más
amor por ti. Te ríes porque necesitas de esa sensación inolvidable que te dice
que todo está bien.
Para fruncir el ceño, necesitas poner en movimiento
aproximadamente a 42 músculos; mientras que al reírte sólo utilizas a 12 de
ellos. Es por esto que quienes ríen tienen menos arrugas que quienes fruncen el
ceño. Como puedes notar, hay muchas más razones para reír que para lamentarse.
Es así como comienzas a poner en marcha la ley de atracción.
Es
por todo esto que mis boletines semanales llevan una pequeña dosis de humor,
mis conferencias tienen instantes de humor y gran parte de mi día se llena con
mi risa y con la tuya. Cree en tu risa. No esperes un motivo para mostrarle al
mundo tu risa; la bondad nace en esos instantes donde ella prevalece.
Podrías
llegar a equivocarte si pensaras que los caminos del espíritu están alejados de
la risa, podrías llegar a confundirte si creyeras que tu maestr@ perdió su
sentido del humor y que no sonríe; podrías incluso perderte si opinaras que tu
Ser Superior o tu Dios no se ríe de los instantes más graciosos de su Creación.
Te
abrazo.
Gracias
por leerme
Aún siendo más serio de lo que quiero y deseo sin poder evitarlo, ya que ando aún confundido entre responsabilidad y seriedad, la sonrisa me cuesta poco dibujarla y sentirla. Sin embargo para destapar la risa preciso de una muy buena empatía y simpatía para compartirla, o representarme un buen y un tanto sorpresivo pensamiento cómico. Buen rollo, vamos.
ResponderEliminarNo deja de resultarme curioso con cuanto esfuerzo y determinación se busca la sonrisa del niño anónimo aún no parlante, como buscando su regalo desinteresado e inocente o un imprescindible aprendizaje vital.
Me fijo en otros rostros pasivos, como se fijarán en el mío, como deslizando una mirada que no quiere tocarlos. Evaluando posibles amenazas o buscando remansos. ¿Es éste el ritmo del corazón? Cerrado-abierto, tensión-relajación. En ocasiones me aislo en una especie de autismo cibernético, cuando atiendo únicamente al móvil.
La risa ...ay, qué rica sabe!, una risa abierta y en contacto directo con el corazón que se une a la del otr@. Y esa otra que no sale del corazón sino de las entrañas también es muy rica.
Hace mucho tiempo me percaté de que hay personas mata-risas. Supongo que por un exceso de seriedad no ríen y son algo así como los hombres grises de Momo, lo contaminan todo. Parecen no encontrarse cómodos en ese territorio de buen rollo y como digo, me afectan.
Recuerdo las muchas risas que me procuró mis escarceos con el THC, muy flipantes al inicio, luego se le fue la gracia a este artificio.
Cuentan de tres monjes que hicieron de la risa su única y magistral lección. Cuando murió uno de ellos les dejó dicho a sus compañeros que lo incineraran con una buena cantidad de petardos y cohetes. De este modo hizo de su muerte una fiesta.
Me encanta lo contagioso que resulta oír reír a las personas, a los niñ@s y a los bebés.
Así que afloja la mandíbula y ténla lista.
osasuna