The Evolution of Enlightenment, "What is
Enlightenment?", July 2002,
Traducción: María José Iribarne
La
Evolución
de la Iluminación
ANDREW
COHEN: Nunca me interesó en especial la evolución. Al principio, después de mi
despertar en 1986, enseñaba de la misma forma en que me había enseñado mi
maestro. Mi experiencia era la siguiente: que todo era simplemente lo que era.
No había que ir a ningún lado y no había que hacer nada. Lo importante de esta
enseñanza era que sólo había que darse cuenta de esto. Era el comienzo, el
medio y el final de la historia. De hecho, en ese momento estaba tan convencido
de esta visión que cuestioné seriamente la autenticidad de cualquier enseñanza
sobre la iluminación que implicara el tiempo, el futuro o el devenir y también
cuestioné a cualquier maestro que estuviera predicando algo que implicara el
tiempo, el futuro, o el convertirse en algo.
Después
de algún tiempo, sin embargo, comencé a notar que aunque muchos de mis
discípulos se abrían a despertares poderosos, en la mayoría de los casos, se
perdían nuevamente en el narcisismo, la avaricia y en la obsesión neurótica de
sí mismos; se perdían en impulsos condicionados y limitados. Por eso empecé a
poner cada vez más atención en la necesidad de que el ser humano pueda
transformarse de verdad. Transformarse con el fin de ser una expresión viviente
del vacío y de la pureza en la motivación que uno descubre en la experiencia
espiritual. Entonces, gradualmente, a lo largo de un período, empecé a poner un
énfasis mayor en cultivar la capacidad de encarnar y manifestar esa belleza,
perfección y unidad como expresión de nuestra humanidad más que en el sentir la
dicha del puro Ser solamente.
Ese
fue entonces el comienzo. Luego, después de algunos años, algo nuevo comenzó a
surgir en mis enseñanzas. La primera vez que tomé conciencia de esto fue cuando
empecé a dar retiros en la India. Una mañana, mientras hablaba, algo salió de
mí en forma explosiva. No supe de dónde surgió. Una pasión desenfrenada brotó
de mí en forma espontánea, pidiendo que este milagro, este misterio que
trasciende el tiempo, se volviera manifiesto en este mundo a través de
nosotros. Sorprendió e inspiró a mucha gente, y me sorprendió y me inspiró a mí
también. Eso fue hace más de diez años.
Cada
vez más, con el trascurso del tiempo, fue siendo más clara la idea de que esta
pasión es realmente una pasión por algo más que la iluminación en el sentido
Oriental tradicional, que sería retirarse completamente, salirse de la rueda
del devenir, de trascender este mundo en forma absoluta sin dejar rastro
alguno. Mi énfasis ha virado radicalmente. El objetivo ahora, aunque suene muy
audaz, no es meramente trascender el mundo sino transformar el mundo,
convertirse en agente del mismo impulso evolutivo. Por cierto, al abandonar el
ego para lograr esto, uno siente literalmente que se llena de energía luminosa
y divina y de una pasión para transformar el mundo y el universo entero por una
causa que no tiene nada que ver con uno mismo.
Este
cambio en mi énfasis, hace muchos años, fue también una de las razones por las
que dejé a mi maestro. Cuando me escuchaba decir que había que hacer algo que
no fuera salirse de la rueda del devenir y simplemente SER, sentía que estaba
corrompiendo y distorsionando su enseñanza. En cierto punto, empecé a concluir
que debía haber diferentes clases de iluminación, distintos tipos de
despertares que de hecho lograban diferentes resultados.
Eventualmente,
comencé a referirme a esta enseñanza como “iluminación evolutiva” o
“iluminación evolutiva impersonal”. En esta enseñanza, el énfasis está puesto
no sólo en la realización del vacío y del puro Ser sino también en la necesidad
de convertirse en un ser humano radical y profundamente transformado que pueda
manifestar nuestro elevado potencial evolutivo en el mundo. Nunca me había
topado con algo igual antes. Sólo recientemente, al encontrar las enseñanzas de
Sri Aurobindo y Teilhard de Chardin durante nuestros estudios para la revista,
empecé a escuchar ecos de mi propia pasión, una pasión por la iluminación
evolutiva, por despertar a la verdad de quienes somos realmente, y luego
atrevernos a sentir la urgencia de hacer manifiesta esta pasión en este mundo
con todo nuestro ser.
Lo
que quería mencionarte en primer lugar es toda esta cuestión de lo que
significa, en última instancia, la iluminación. Creo que es una pregunta
importante porque hay muchísimas personas interesadas en temas espirituales en
la actualidad. Y creo que, es interesante que la definición tradicional de
‘iluminación’ puede no corresponder a las necesidades de un mundo en evolución
en la época en que vivimos.
KEN
WILBER: Básicamente estoy de acuerdo con todo lo dicho y obviamente sólo tengo
algunas perspectivas diferentes sobre el tema. Mencionaste algunos conceptos
muy importantes. Tal vez podemos empezar con el que mencionaste al final, que
fue los distintos tipos de iluminación. Al principio, suena un tanto cómico
porque la iluminación es ostensiblemente omni-incluyente, atemporal,
omni-abarcadora, inmutable, eterna, etc. Por lo tanto es difícil imaginar que
se puedan tener dos tipos diferentes de cualquiera de estas cualidades. Pero de
hecho, aún dentro de las tradiciones, encontramos por lo menos dos concepciones
principales muy diferentes sobre la iluminación. Una era prevalente durante el
período Axial que comenzó alrededor del 2000 B.C.E. hasta aproximadamente 100
A.D. Probablemente la mejor expresión de esta concepción es la tradición
Budista temprana, la tradición Therevadan, con el concepto de nirvana o
nirvikalpa, que básicamente significa inmersión en un estado sin forma donde no
hay manifestación alguna ni surgen objetos. Es un estado de conciencia
absolutamente libre de cambio, completamente libre de tiempo, espacio, libre de
uno mismo y de confusión. La analogía clásica para aquellos que no han tenido
la experiencia es que es algo parecido a estar profundamente dormido sin soñar.
Se entra en un estado de conciencia libre de formas. Ese estado de nirvana se
consideró el estado más elevado de realización y se creía que estaba
completamente divorciado de samsara. El mundo de la vacuidad estaba
completamente divorciado del mundo de las formas. El vacío era trascendente y
atemporal; las formas sufrían el paso del tiempo, el dolor, la ilusión y demás.
El objetivo, no cabe duda, era salir de samsara, “salir de la rueda”, y entrar
en nirvana.
Creo
que la verdadera revolución en la espiritualidad ocurrió aproximadamente en ese
momento, comienza especialmente con el genio de Nagarjuna en Oriente y Plotino
en Occidente. Ese fue el descubrimiento de lo que podemos llamar iluminación
no-dual o realización no-dual, que es un profundo entendimiento de nirvana, de
la vacuidad, de lo atemporal, o de lo trascendente, pero también es una unión
porque es la realización unida a las formas del mundo entero, al mundo de
samsara. Lo más significativo de las tradiciones no-duales no era acceder a un
estado donde cesaban las formas y la manifestación sino entender que esa falta
de formas o esa vacuidad era una unidad con todas las formas que se manifiestan
momento a momento. Además, ese estado no-dual, llamado sahaj, era en cierto
sentido la base del voto del bodhisattva y el comienzo de las tradiciones
tántricas. La idea era que de alguna forma el mundo de samsara y el mundo de
nirvana debían ir de la mano o no se podría logra un ser pleno, completo o,
podríamos decir, integral. O sea que por un lado, sigue siendo cierto que el
dharmakaya, el vacío, o el estado perfecto sin formas, no participa del
transcurrir del tiempo. Pero por otra parte, esa es sólo la mitad de la
historia. La otra mitad es que existe el transcurrir del tiempo, existe el
desarrollo, existe un desenvolvimiento, existe la evolución, existe la
transformación. Y la verdadera clave de esta discusión, creo, es comprender que
la única forma de realizar plenamente el vacío es si uno transforma, evoluciona
y desarrolla su propio vehículo en el mundo de las formas. Los vehículos que
realizarán el vacío tienen que estar a la altura de las circunstancias. Esto
quiere decir que deben estar desarrollados; deben ser transformados y deben
estar alineados con la realización espiritual. Esto significa que lo
trascendente y lo inmanente deben, en cierto sentido, saborearse uno a otro.
A.C.:
¿En el vehículo?
K.W.:
Exactamente.
A.C.:
Es decir que el vehículo debe perfeccionarse.
K.W.:
Sí. A veces ocurre que la gente tiene solo un atisbo del vacío. Tienen una
revelación radical de que son una conciencia infinita e ilimitada. Y luego,
como describías, la revelación se disipa. Se encuentran nuevamente dentro del
vehículo egoico. Son la misma contracción del ser, y no saben qué fue lo que
ocurrió. Pero no quieren involucrarse con una práctica verdadera o tomar
medidas transformadoras que lograrían que su vehículo fuera capaz de sustentar
esa realización en forma más plena y duradera. Es una pena porque, como bien
dices, se están divorciando del mundo del tiempo, se abstienen de involucrarse
con el mundo y de hacer lo necesario para transformarse en vehículos
trasparentes de lo atemporal.
Lo
más valioso de la realización no-dual, o integral, es que básicamente tenemos
que trabajar sobre ambos. Debemos pulir nuestra capacidad, por así decirlo, de
realizar plenamente el vació, momento a momento. Pero es el vacío de todas las
formas que emerge momento a momento. Debemos abrazar radicalmente el mundo de
samsara como vehículo y expresión del mismo nirvana. Desafortunadamente, creo
que tienes razón en decir que muchas de las escuelas de la no-dualidad no
cumplen con estos preceptos.
La
tendencia de las personas es a equivocarse de un lado de la ecuación o del
otro. O se entregan completamente a samsara, el dominio sensoriomotor – la
naturaleza es espíritu, cualquier objeto manifiesto es tomado por espíritu – o
se entregan al estado de cesación de las formas. Quiero agregar, además, que la
evolución se produce en el mundo de las formas, no en el mundo de la vacuidad.
Entonces, a menos que uno se involucre en formas que impulsen la evolución hacia
delante, no va a lograr realizar plenamente el vacío que es su verdadero ser.
A.C.:
Qué bueno. Ahora quiero ir más a fondo. Porque en tu descripción de la visión
no-dual donde desaparece esta distinción entre nirvana y samsara, en esa
interpretación de la iluminación, por lo menos en tanto alcanzo a ver, la idea
sigue siendo liberarse de este mundo; básicamente, salir corriendo de aquí.
K.W.:
Es comprensible.
A.C.:
Bien, estoy haciendo una aproximación a la pregunta qué es la iluminación en
relación con el mundo del tiempo y del devenir. Lo que estoy intentando aislar
aquí es lo que yo llamo “el impulso evolutivo”. Como describí antes, es una
compulsión misteriosa y extática por transformar el mundo. Ahora, esta
compulsión difiere, yo creo, de lo que se ha dicho tradicionalmente sobre el
voto del bodhisattva, porque, por lo menos según yo entiendo el voto del
bodhisattva, es que uno desea permanecer en este mundo el tiempo suficiente
como para liberar a todos los seres conscientes de este mundo. En otras
palabras, ayudarlos a que salgan corriendo de aquí. Pero en el impulso extático
evolutivo del cual estoy hablando, la liberación se encuentra en realidad
cuando uno se entrega a este imperativo de evolucionar en el mundo.
K.W.:
Y no salir de él.
A.C.:
Correcto. En esta interpretación de la iluminación, toda nuestra conciencia y
energía están al servicio de la creación misma, más allá del ego. Es decir,
nuestro vehículo se utiliza para este gran propósito que demanda el todo. Y la
iluminación, el transcurrir de la liberación diaria y extática se encontraría y
se experimentaría en forma directa y consciente a través de la entrega completa
y perfecta a ese sólo propósito. Así es que por lo menos en el caso ideal, si
tal cosa fuera posible, no habría motivo egoico subyacente y uno se consumiría
por una causa que solo puede comprender parcialmente, digamos, porque su
culminación existe siempre en el futuro.
K.W.:
Está bien, sí, estoy de acuerdo con el sentido general de lo que dices.
Quisiera ponerlo en contexto de la siguiente manera. Como dije antes, hubo un
cambio radical después de las tempranas religiones Axiales, que enfatizaban el
mero ascenso, la mera trascendencia y la mera cesación. Ese cambio – para las
tradiciones no-duales – fue un hito porque ya no se trataba del vacío
divorciado de la forma sino una comprensión de que el vacío no es sino la
forma, la forma no es sino el vacío, como lo explica el Sutra del Corazón.
Ahora, este viraje, que condujo al Budismo Mahayana y eventualmente al Vajrayana
fue importante porque significó una comprensión profunda que era diferente de
los tipos prevalentes anteriores de religión que vimos. La más temprana creía
que el mundo de samsara es el espíritu. Básicamente, esto es la inmersión
completa en la pura manifestación o en la mera naturaleza. Luego vino el
período Axial, y dijo: “No, lo trascendente es la única realidad espiritual; lo
meramente ascendente, lo meramente atemporal es lo único que es real.” Y lo
no-dual dice: “Un momento, ambos tienen razón. Lo que debemos hacer es hallar
una forma de hacer esto”.
Ahora
bien, el voto original del bodhisattva era: “Me comprometo a llegar a la
iluminación lo más rápido posible para el beneficio de otros,” ya que, como
señalaba Kalu Rinpoche, “Si postergas tu iluminación, ¿cómo podrás salvar a
otros, idiota?”. Esto maduró hacia la visión tántrica y lo que ambos tenían en
común, por lo menos en forma implícita, era la noción de nirvana y samsara, el
vacío y la forma, lo atemporal y el mundo del tiempo, ser y devenir, eran ambos
parte de una comprensión integral. Y las dos partes deben ser aceptadas. Creo
que estás en lo cierto, de alguna manera, cuando dices que las tradiciones no
han estado a la altura de sus preceptos. También creo que existe otro
significado o un entendimiento más profundo de la realización no-dual ya que
involucra un impulso evolutivo en el mundo de las formas que evolucionan.
A.C.:
¡Sí, a eso me refiero justamente!
K.W.:
Creo que la razón que explica esto puede encontrarse justamente en lo que mencionábamos:
un sabio, digamos hace mil años, podía tener una comprensión profunda de
dharmakaya o del vacío puro, una profunda realización de nirvikalpa samadhi, y
luego tener también una comprensión profunda de la unión con todas las formas.
Entonces este sabio tendría una visión tanto del vacío como del mundo de las
formas y entendería que están intrínsecamente unidos. Surgen momento a momento
como la vacuidad de todas las formas que surgen en éxtasis. Ahora, sin embargo,
ese sabio casi perfectamente iluminado, en el sentido sahaj, en sentido
no-dual, sólo puede ser uno con el mundo de las formas que está presente
durante su tiempo. Y ese mundo de formas no tendría los tipos de conocimiento
que ahora tenemos sobre el mundo de las formas.
A.C.:
¿Te refieres a la evolución?
K.W.:
A la evolución en particular, a su naturaleza exacta, a lo que realmente
significa, a lo que sucede en el mundo de las formas. En este mundo, estamos
presenciando un giro innegable hacia mayores niveles de diferenciación e
integración y de complejidad y unificación. Esto es una revelación profunda
porque significa que nuestro vehículo en el mundo de las formas se está
tornando más transparente a los procesos que están dentro del mundo de las
formas. Esto cambia todo. No importa cuán profundamente iluminado pudo ser
alguien hace mil años, el mundo de las formas no incluía esta comprensión. Es
decir que esto no era parte de su comprensión, aunque su comprensión de la
vacuidad fuera tan importante como lo puede ser hoy, porque la vacuidad es la
vacuidad, no está sujeta al cambio, no tiene partes mutables etc. Entonces, no
estamos desmereciendo en absoluto al sabio que vivió hace mil años. Sin embargo
tenemos una ventaja con respecto a él; nosotros estamos vivos ahora. Y dentro
de mil años, la gente mirará hacia atrás y recordará nuestro mundo de formas y
se reirán como locos de lo idiotas que éramos. Pero mientras tanto, tenemos que
continuar encarnando este mundo de formas con vacío radical y el resultado es,
sí, un tipo de vacío evolutivo. O “iluminación evolutiva”; seguramente.
A.C.:
Y en esta iluminación evolutiva, el elemento significativo, de la manera en que
yo lo entiendo por lo menos, está en el entregarse a un movimiento de una
compulsión que ha despertado para participar de todo corazón en el proceso
evolutivo, por el bien de la evolución misma. De esto se trata la iluminación
evolutiva, no solamente de la obtención de nuestra liberación personal del
mundo o para trascender este mundo.
K.W.:
Sí, estoy de acuerdo.
A.C.:
Y es este cambio en el énfasis que quiero destacar; esto es lo importante,
creo, a fin de definir en última instancia el significado de la iluminación
para nuestro tiempo. Porque mientras más y más personas se interesan por lo que
es la iluminación y lo que significa, yo diría que por lo menos el noventa por
ciento del tiempo, si no es más, lo único que rescatan de la trascendencia es
la trascendencia personal. Y aunque esto generalmente viene acompañado por un
alegato en favor del desprendimiento y de la compasión, muy rara vez, si es que
se da, es la pasión revolucionaria y desenfrenada por una total transformación
del mundo que surge del corazón espiritual cuando está verdaderamente liberado
del mundo. Quiero decir, suele ser un surtido tibio y extraño de conceptos
antiguos sobre la iluminación mezclados con ideas sobre la compasión basadas
emocionalmente en el “new age”, pero el fuego de la liberación misma
definitivamente no es desde donde surge.
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