"Las relaciones no te causan ni dolor ni infelicidad.
Tan sólo sacan a relucir el dolor y la infelicidad que ya
están en ti." (Eckhart Tolle)
Tus
sentimientos, las energías vivas que se perciben en tu cuerpo en este momento,
no fueron 'causadas' por alguien más, y tampoco son algo que alguien más pueda
retirarlas. Nadie es responsable de tus sentimientos. La comprensión de
esto puede dar término, de una vez por todas, al juego de la culpabilidad.
Sí,
los demás pueden desencadenar dolor y tristeza en ti, ellos podrían ser
contribuyentes en el campo en donde tu viejo y aún no resuelto dolor puede
re-emerger, sin embargo, no tienen la capacidad para hacerte sentir como
te sientes. Nadie puede hacerte feliz, nadie puede hacerte infeliz. Tan
sólo estás siendo invitado, incesantemente, a encontrarte con todo aquello que
no has enfrentado en ti mismo, a ponerte en contacto con aquello que nunca
quisiste contactar dentro de ti, a explorar el campo.
Hacer
a los demás responsables de cómo nos sentimos es el comienzo de toda la
violencia, tanto interna como externa, de todos los conflictos y,
ultimadamente, de todas las guerras que hay entre naciones.
No
responsabilices a nadie en este asunto. Honra lo que está vivo en ti en este
momento. Aprende a aceptar tus propios sentimientos como si fueran tus hijos
queridos, sin importar la intensidad con la que ardan y clamen por
atención. Celebra la vivacidad de tu herida, la vitalidad de tu decepción, la
electricidad de tu tristeza. Arrodíllate ante el poder de tu enojo, honra su
ardiente creatividad.
Desde
este sitio de profunda aceptación, nunca te conviertes en alguien pasivo o
débil. Todo lo contrario. Simplemente entras al mundo desde un lugar de no
violencia, y por lo tanto, con un inmenso poder creativo, abierto a la
posibilidad de escuchar honestamente, de dialogar con toda sinceridad, y con
la posibilidad de cambios inesperados.
En
el sufrimiento te empequeñeces. En el amor... todo es posible.
Jeff
Foster
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