SOMOS SOLO AGUA, PERO NOS CREEMOS REMOLINOS
En su largo
recorrido corriente abajo, el río golpea muchas rocas, ramas o irregularidades
de su lecho, ocasionando remolinos espontáneos aquí y allá. El agua que casualmente
se adentra en uno de ellos no tarda en reintegrarse en el río para formar parte
de otro y volver luego a seguir su camino.
Pero por más
que, durante breves períodos de tiempo, el agua de un remolino parezca un
evento separado y claramente diferenciado, no deja, en ningún momento, de ser
el río mismo. La estabilidad que posee un remolino es provisional…
Pero nosotros
preferimos pensar que el pequeño remolino que somos no forma parte de la
corriente, preferimos considerarnos como algo permanente y estable e invertimos
toda nuestra energía en tratar de proteger nuestra supuesta separación y, para
ello, establecemos fronteras fijas y artificiales y, en consecuencia,
acumulamos un exceso de equipaje que nos impide escapar del remolino en el que
nos hemos estancado y volver nuevamente a fluir.
Así es como
nos quedamos atrapados en un remolino en el que el agua cada vez está más
sucia, mientras nuestra frenética reacción despoja de agua a los remolinos
vecinos…
Charlotte Joko Beck
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