El «sí a lo
que es» revela una dimensión de profundidad en ti que no depende ni de las
condiciones externas ni de la condición interna de los pensamientos y
emociones en constante fluctuación.
La rendición
se vuelve mucho más fácil cuando te das cuenta de la naturaleza efímera de
todas las experiencias, y de que el mundo no puede darte nada de
valor duradero.
Entonces
sigues conociendo gente, sigues teniendo experiencias y participando en
actividades, pero sin los deseos y miedos del ego. Es decir, ya no exiges
que una situación, persona, lugar o suceso te satisfaga o te haga feliz.
Dejas ser a su naturaleza pasajera e imperfecta.
Y el milagro
es que, cuando dejas de exigirle lo imposible, cada situación, persona,
lugar o suceso se vuelve no solo satisfactorio, sino también
más armonioso, más pacífico.
Cuando aceptas este momento completamente,
cuando ya no discutes con lo que es, el pensamiento compulsivo mengua y es remplazado por una quietud alerta.
Eres
plenamente consciente, y sin embargo la mente no pone ninguna etiqueta a este
momento. Este estado de no-resistencia interna te abre a la conciencia
incondicionada, que es infinitamente mayor que la mente humana.
Entonces esta
vasta inteligencia puede expresarse a través de ti y ayudarte, tanto desde
dentro como desde fuera. Por eso, cuando abandonas la resistencia interna,
a menudo descubres que las circunstancias cambian para mejor.
¿Estoy
diciendo: «Disfruta este momento, sé feliz»? No. Permite que se exprese este momento tal como es. Eso es
suficiente.
Rendirse es rendirse a este momento, no
a una historia a través de la cual interpretas este momento y después
tratas de resignarte a él.
Por ejemplo,
puede que estés tullido y que ya no puedas caminar. Tu estado es lo que
es.
Tal vez tu
mente esté creando una historia que diga: «A esto se ha reducido mi vida.
He acabado en una silla de ruedas. La vida me ha tratado con dureza,
injustamente. No me merezco esto».
¿Puedes
aceptar que este momento es como es y no confundirlo con la historia que la
mente ha creado a su alrededor?
La rendición
llega cuando dejas de preguntar: «¿Por qué me está pasando esto a mí?».
Incluso en las situaciones aparentemente más inaceptables y dolorosas
se esconde un bien mayor, y cada desastre lleva en su seno la semilla de
la gracia.
A lo largo de
la historia, siempre ha habido mujeres y hombres que, cuando tuvieron que
hacer frente a grandes pérdidas, enfermedades, prisión o muerte inminente, aceptaron lo aparentemente inaceptable, y
así hallaron «la paz que supera toda comprensión».
La
aceptación de lo inaceptable es la mayor fuente de gracia en este mundo. Hay
situaciones en las que todas las respuestas y explicaciones fracasan.
La vida deja de tener sentido. O alguien que está pasando un apuro viene
a pedirte ayuda, y tú no sabes qué decir ni qué hacer.
Cuando aceptas
plenamente que no sabes, renuncias a esforzarte por encontrar respuestas con la
mente pensante y limitada, y es entonces cuando una inteligencia mayor puede
operar a través de ti. En ese instante, hasta el pensamiento puede
beneficiarse, porque la inteligencia mayor puede fluir a él e
inspirarlo.
A veces,
rendición significa renunciar a tratar de comprender y sentirse cómodo en
el desconocimiento.
Cuando
te rindes, tu sentido del yo pasa de estar identificado con una reacción o
juicio mental a ser el espacio que rodea a la reacción o al juicio.
Es pasar de identificarte con la forma —el pensamiento o emoción— a ser y
reconocerte como aquello que no tiene forma, la conciencia espaciosa.
Lo que aceptes
completamente te hará sentirte en paz, incluyendo la aceptación de que no
puedes aceptar, de que te estás resistiendo. Deja la Vida en paz. Déjala ser.
Un artículo encantador. Me ha sugerido paralelismos con experimentos cuánticos en los que la realidad observable se decanta de una u otra manera dependiendo de qué es lo que quiere observarse. Como si lo observable, lo que estos científicos encuentran como real fuera algo así como la "historia que la mente ha creado a su alrededor".
ResponderEliminarDel mismo modo y en nuestra realidad cotidiana la mente, con distintos y afilados bisturís, cercena lo que bajo su mirada quiere tener al microscopio. La proposición por muy costosa que parezca es plausible de entender bajo esta óptica: aceptación. Y la mejor actitud parece ser la de testigo.
(juegos del intelecto)