Enviada por Nuria Grivé
Al oír hablar del espacio interior quizás usted se disponga a buscarlo, pero si lo busca como si se tratara de un objeto o una experiencia, no podrá encontrarlo. Ese es el dilema de todas las personas que buscan la realización espiritual o la iluminación. Jesús dijo, "El reino de Dios no vendrá con señales que puedan observarse; tampoco dirán, 'Ha llegado' o 'Aquí está, porque el reino de Dios está entre ustedes".
Cuando
no pasamos la vida insatisfechos, preocupados, nerviosos, desesperados o
agobiados por otros estados negativos; cuando podemos disfrutar las cosas
sencillas como el sonido de la lluvia o del viento; cuando podemos ver la
belleza de las nubes deslizándose en el cielo o estar solos sin sentirnos abandonados
o sin necesitar el estímulo mental del entretenimiento; cuando podemos tratar a
los extraños con verdadera bondad sin esperar nada de ellos, es porque se ha
abierto un espacio, aunque sea breve, en medio de ese torrente incesante de
pensamientos que es la mente humana. Cuando eso sucede, nos invade una
sensación de bienestar, de paz vívida, aunque sutil. La intensidad varía entre
una sensación de contento escasamente perceptible y lo que los antiguos sabios
de la India llamaron "ananda" (la dicha de Ser). Al haber sido
condicionados a prestar atención a la forma únicamente, quizás no podamos notar
esa sensación, salvo de manera indirecta. Por ejemplo, hay un elemento común
entre la capacidad para ver la belleza, apreciar las cosas sencillas, disfrutar
de la soledad o relacionarnos con otras personas con bondad. Ese
elemento común es la sensación de tranquilidad, de paz y de estar realmente
vivos. Es el telón de fondo invisible sin el cual esas experiencias serían
imposibles.
Cada
vez que sienta la belleza, la bondad, que reconozca la maravilla de las cosas
sencillas de la vida, busque ese telón de fondo interior contra el cual se
proyecta esa experiencia. Pero no lo busque como si buscara algo. No podría
identificarlo y decir, "Lo tengo", ni comprenderlo o definirlo
mentalmente de alguna manera. Es como el cielo sin nubes. No tiene forma. Es
espacio; es quietud; es la dulzura del Ser y mucho más que estas palabras, las
cuales son apenas una guía. Cuando logre sentirlo directamente en su interior,
se profundizará. Así, cuando aprecie algo sencillo, un sonido, una imagen, una
textura, cuando vea la belleza, cuando sienta cariño y bondad por otra persona,
sienta ese espacio interior de donde proviene y se proyecta esa experiencia.
Desde
tiempos inmemoriales, muchos poetas y sabios han observado que la verdadera
felicidad (a la que denomino la alegría de Ser) se encuentra en las cosas más
sencillas y aparentemente ordinarias. La mayoría de las personas, en su
búsqueda incesante de experiencias significativas, se pierden constantemente de
lo insignificante, lo cual quizás no tenga nada de insignificante. Nietzsche,
el filósofo, en un momento de profunda quietud, escribió: "¡Cuán poco es
lo que se necesita para sentir la felicidad! ... Precisamente la cosa más mínima,
la cosa más suave, la cosa más liviana, el sonido de la lagartija al
deslizarse, un suspiro, una brizna, una mirada, la mayor felicidad está hecha
de lo mínimo. Es preciso mantener la quietud".
¿Por
qué es que la "mayor felicidad" está hecha de "lo mínimo"?
Porque la cosa o el suceso no son la causa de la felicidad aunque
así lo parezca en un principio. La cosa o el suceso es tan sutil, tan discreto
que compone apenas una parte de nuestra conciencia. El resto es espacio
interior, es la conciencia misma con la cual no interfiera la forma. El espacio
interior, la conciencia y lo que somos realmente en nuestra esencia son la
misma cosa. En otras palabras, la forma de las cosas pequeñas deja espacio para
el espacio interior. Y es a partir del espacio interior, de la conciencia no
condicionada, que emana la verdadera felicidad, la alegría de Ser. Sin embargo,
para tomar conciencia de las cosas pequeñas y quedas, es necesario el silencio
interior. Se necesita un estado de alerta muy grande. Mantenga la quietud.
Mire. Oiga. Esté presente.
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